Viena en 3 días: todo lo que tienes que ver
Organiza el mejor itinerario en la capital de Austria, una de las más elegantes del viejo continente
Viena era el corazón del Gran Imperio Austrohúngaro y sus monumentos nos recuerdan esta época de esplendor. Es una metrópoli fascinante, compacta y fácil de recorrer, por lo tanto es el destino ideal para un fin de semana largo.
Día 1: Lo esencial de la capital de Austria
Empezamos el primer día con lo esencial de la ciudad. La etapa número uno nos lleva al barrio de Landstraße, una zona a mitad de camino entre el casco viejo y el distrito financiero.
Pasea en los jardines del Palacio Belvedere
Era la residencia de verano del Príncipe Eugenio de Saboya y alberga en su interior una gran colección de arte. La joya de la corona es “El beso”, de Gustav Klimt. Este lienzo al óleo es la obra más conocida del artista, fue pintada durante su “Periodo Dorado” y es un homenaje al amor en su forma más pura.
El Palacio Belvedere está rodeado por un gran jardín de estilo francés. Las obras fueron encomendadas a Dominique Girard, un ingeniero hidráulico y paisajista que había trabajado en Versailles.
Si te apetece profundizar y conocer a fondo el Palacio de la mano de un historiador del arte, puedes reservar una visita guiada privada al Palacio Belvedere.
Entra en la joya ecléctica de Viena, Karlskirche
Caminando por poco más de quince minutos a lo largo de Prinz Eugen-Straße llegarás a la próxima etapa de la ruta: la Iglesia de San Carlos Borromeo (Karlskirche). Su imponente cuerpo central está cubierto por una cúpula de 72 metros de altura y antecedido por dos esbeltas torres que homenajean a la columna trajana de Roma.
Fue levantada durante una epidemia de peste en honor al arzobispo de Milán que había luchado contra esta plaga dos siglos antes. Además de las misas hospeda regularmente conciertos de música clásica.
Por cierto, te recomiendo comprar tu Viena Flexi Pass o, por lo menos, echar un vistazo a todo lo que tiene que ofrecer: acceso a 40 atracciones turísticas sin colas y de forma gratuita, uso ilimitado del autobús turístico, paseos en barco por el Danubio y mucho más.
Visita la colección de arte del Príncipe Alberto de Sajonia
Ocupa un antiguo palacio residencial de los Habsburgo y alberga cuadros de artistas como Dürer, Klimt y Monet. La colección reúne un sinfín de obras del impresionismo francés, vanguardia rusa, expresionismo alemán y otras corrientes.
Entre las más destacadas vale la pena mencionar “Paisaje Mediterráneo” de Picasso y “El estanque de nenúfares” de Monet.
Reservar una visita guiada privada al Museo Albertina es la mejor forma de conocer a fondo esta joya del arte pictórico.
Prueba las típicas salchichas vienesas
A pocos metros de la Albertina se encuentra un quiosco que es una etapa obligada de la ciudad: Bitzinger Würstelstand. Es un negocio familiar que podrás encontrar también en el Prater, cerca de la famosa rueda panorámica.
Las opciones más populares son:
- Bratwurst: salchichas especiadas y fritas.
-Käsekrainer: una generosa salchicha de carne de cerdo rellenada con pequeños trozos de queso. - Ottakringer Wiener Original: una histórica cerveza local.
Entra en el Kaisergruft, la Cripta de los Capuchinos
Terminado el almuerzo, dirígete hacia la Cripta Imperial o de los Capuchinos (Kaisergruft), el cementerio de la dinastía Habsburgo que alberga los sepulcros de 12 emperadores y 19 emperatrices junto con otros miembros de la realeza.
Todas las tumbas son piezas de arte de inestimable valor, aunque el más destacado es el sarcófago doble de María Teresa y su marido, el emperador Francisco I, realizado por Balthasar Ferdinand Molls.
El Kaisergruft abre todos los días de 10:00 a 18:00 y la última entrada se realiza a las 17:30. El precio de la entrada es de 8 €.
Camina hasta Stephansplatz
Estás en el "kilómetro cero" de la capital austriaca y a los pies de una majestuosa iglesia: la Catedral de San Esteban (Stephansdom). Es la construcción gótica más relevante de la ciudad y un verdadero símbolo de la ciudad junto con la rueda del Prater y el Palacio de Schönbrunn. Por cierto, si te apetece dar un viaje al pasado y adentrarte en uno de los palacios más importantes de Europa, te recomiendo que reserves una visita guiada al Palacio de Schönbrunn. ¡Te dejará boquiabierto!
En su interior verás el sarcófago de mármol del Emperador Federico III, las catacumbas y una extensa colección de reliquias. Si quieres ir de compras puedes optar por un paseo en Kärntnerstrasse, una de las principales calles comerciales de Viena.
Wiener Riesenrad y Kugelmugel
Coge la línea roja del metro en Stephansplatz y baja en la parada Praterstern. Al llegar en la superficie verás la silueta de la Noria de Viena (Wiener Riesenrad), una gigantesca rueda panorámica construida para celebrar el Jubileo de Oro del Emperador Francisco José I ubicada en el Prater, el parque más famoso de la ciudad.
En esta misma área verde se halla una atracción singular: la República Independiente de Kugelmugel. Se trata de una esfera de madera que hospedaba el taller del artista Edwin Lipburger. El hombre entró en una disputa con el gobierno de Austria, se negó a pagar impuestos y declaró la autonomía de su residencia circular. (Antifaschismusplatz 2).
Día 2: La capital cercana
Para el segundo día te propongo salir de Viena para realizar una excursión a Bratislava. La capital de Eslovaquia se encuentra a menos de 60 km de Viena y es muy fácil de alcanzar en tren, autobús y barco, aunque mi recomendación es que reserves una excursión a Bratislava desde Viena para que te despreocupes de cualquier aspecto logístico y solo te centres en disfrutar.
Qué ver y qué hacer en el centro de Bratislava
Bratislava es una ciudad apacible con una rica historia. No tiene la misma fama que Viena o Praga y, sin embargo, está ganando cada vez más popularidad.
Reservando una excursión a Bratislava desde Viena llegarás en catamarán y, a continuación, te desplazarás al casco viejo, una zona maravillosamente conservada alrededor del antiguo ayuntamiento.
Estas son las atracciones imperdibles de la capital:
- Hlavne Namestie, la plaza principal. Está rodeada de lugares de interés como el Palacio Kutscherfeldov, el Ayuntamiento de la Ciudad Vieja y la Fuente del Rey Maximiliano. A pocos metros se encuentra uno de los mejores cocktail bar de la ciudad: Spin. En diciembre hospeda un pintoresco mercadillo navideño.
- Catedral de San Martín, la iglesia que albergaba las ceremonias de coronación de los soberanos húngaros. Si levantas la mirada, en la cumbre del campanario verás una corona real dorada.
- Castillo de Bratislava, la fortaleza que resistió a las incursiones tártaras. Es muy elegante y cuenta con cuatro alas y una torre en cada esquina. Hospeda el Museo de Historia que reúne unas impresionantes obras de orfebrería y platería.
- Puerta de San Miguel, la única superviviente del sistema de fortificación del siglo XIV. La cúpula y la figura del santo luchando contra el dragón fueron añadidas en el siglo XVIII.
- Iglesia azul, una joya modernista dedicada a la emperatriz de Austria, Santa Isabel, que nació en Bratislava. En los días despejados, su silueta se mezcla con el cielo.
Come en un restaurante tradicional
Reserva una excursión a Bratislava con almuerzo es una opción súper cómoda, porque incluye dos platos tradicionales de la gastronomía eslovaca y no tendrás que preocuparte de escoger restaurante. Puede que pruebes algunos de los platos típicos eslovacos, como:
- El bryndzové halušky, unos dumplings hechos con patatas crudas ralladas, huevo y harina.
- Bryndza, un queso de oveja muy sabroso.
- Sopas, como la de ajo, que servida en un cuenco de pan es todo un clásico.
- Los platos a base de caza.
- El pescado de agua dulce, especialmente trucha, carpa y lucio.
Si no has escogido esta opción, no te preocupes, porque en el casco viejo de Bratislava no faltan opciones a la hora de comer:
- Slovak Pub es una institución de la ciudad, los ingredientes proceden de su propia granja biológica así como el pan y pasteles que son horneados diariamente por los agricultores locales (Obchodná 62).
- En Meštiansky Pivovar te recomiendo probar las costillas picantes de cerdo y el muslo de pato confitado con col roja.
Disfruta del mejor panorama
Antes de volver a Viena te recomiendo subir al Slavín, el monumento que conmemora a los soldados soviéticos fallecidos en la Segunda Guerra Mundial. Se levanta en una colina cerca del castillo y ofrece una hermosa vista de toda la ciudad.
El paseo es muy agradable ya que transcurre en un barrio de lujo, entre mansiones y embajadas. La columna mide casi 40 metros y en su cúspide hay una escultura que representa a un soldado sosteniendo una bandera.
Día 3: la Viena clásica
Tras una jornada en Bratislava ha llegado la hora de volver a Viena. Hay mucho más que ver y la ruta del tercer día no te defraudará.
Llega hasta la vieja Bolsa de Valores
El antiguo edificio de la Bolsa de Valores se inauguró en 1771 en nombre de la emperatriz María Teresa y estuvo operativa hasta 1860, cuando fue desplazada al Palais Ferstel.
Este edificio neoclásico es perfecto para empezar la ruta: se halla en el corazón de Viena y está rodeado de numerosos cafés con excelentes desayunos.
Quédate maravillado frente a la segunda iglesia más alta de Viena
La Votivkirche es un templo de rara belleza. Esta imponente construcción neogótica ha sido ultimada en 1879 y conmemora el fallido atentado al emperador Francisco José. Desde fuera, destacan las dos torres gemelas y los tres portales con arquivoltas que conforman los accesos.
Podrás visitarla de martes a sábado de 10:00 a 18:00. Los domingos el horario de apertura es más corto: de 13:00 a 18:00 ya que por la mañana se celebran las misas.
Alberga también un museo cuyo buque insignia es el Altar de la Pasión de Amberes, un tabernáculo gótico del siglo XV que representa escenas de la Pasión de Cristo. La restauración de los años sesenta le ha devuelto su antiguo esplendor.
Entra en la escuela de equitación clásica más prestigiosa
La Escuela Española de Equitación con sus famosos caballos lipizzanos es otro de los imperdibles de la capital austriaca. Los apasionados de los caballos acuden aquí para admirar el ballet de los sementales blancos. Jinetes y animales se entrenan cada día y la constancia proporciona una increíble armonía.
Ten en cuenta que algunos saltos (por ejemplo, Courbette, Levade y Capriole) no se realizan todos los días para evitar una sobrecarga de trabajo a los caballos. Merece la pena asistir a un entrenamiento de la escuela de equitación y ver a estos animales extraordinarios.
Tras el espectáculo, puedes tomar un descanso en el bar de la escuela de equitación.
Descubre los encantos del Palacio Imperial
El Hofburg o Palacio Imperial de Viena tiene una larga historia a sus espaldas. El edificio fue mencionado por primera vez en un documento oficial en 1279 y hospedó los soberanos de Austria hasta la 2GM. Tras la caída del imperio austrohúngaro ha mantenido su vocación política, convirtiéndose en la residencia oficial y lugar de trabajo del presidente del país.
Es tan grande que hay espacio para un museo dedicado a la princesa Sisi, cuyo objetivo es mostrar la la verdadera personalidad de la emperatriz, que es a menudo incomprendida.
Haz un paseo por el Stadtpark
Fue el primer parque público de Viena y es conocido por el monumento conmemorativo de Johann Strauss. Se extiende sobre una superficie de 65.000 metros cuadrados y es una auténtica oasis de paz.
El estanque y sus patos conforman una estampa muy romántica. Si viajas con niños te gustará saber que alberga un gran parque infantil con columpios, toboganes, skate park y campo de fútbol.
Termina tu viaje con un concierto de música clásica
El recorrido del tercero y último día se concluye en Annakirche, la iglesia dedicada a Santa Ana.
Aunque su aspecto exterior es bastante anodino, lo más hermoso se oculta detrás de sus paredes: se trata de una joya barroca que goza de una acústica excepcional, por lo que una buena manera para disfrutar de este entorno es reservando un concierto de música clásica en la Iglesia de Santa Ana.
Escucharás las melodías de Mozart, Beethoven y Schubert admirando los frescos de la bóveda y las elegantes estatuas que decoran el templo. El broche de oro para tu estancia en la ciudad.
¿Vale la pena una excursión de tres días en Viena?
¡Por supuesto que sí! Fue una de las ciudades más importantes de Europa y la capital de un gran imperio. Cuenta con un sinfín de monumentos y tres días son lo mínimo para explorarla a fondo.
Ten en cuenta que nuestra ruta está pensada por un fin de semana largo pero no faltarían planes en el caso de que escogieras quedarte cuatro o cinco días.