Viena en 5 días: aprovecha tu viaje al máximo
Viena tiene mucho que ofrecerte, y en cinco días tendrás tiempo suficiente para verlo todo con detalle. Sigue el itinerario que te propongo y no te pierdas nada.
En Viena siempre hay muchas actividades y planes por hacer; la buena noticia es que en tu visita de cinco días te dará tiempo a verlo todo o casi todo. Como sé que a veces es complicado organizar este tipo de itinerarios de tantos días, quiero compartir contigo el que para mí sería un recorrido perfecto.
La ciudad de los palacios y la música es grande, pero no por ello inaccesible. De hecho, podrás ir caminando de un lugar a otro y descubriendo sus edificios más importantes, como la Ópera o la Catedral.
Día 1: Recorre el casco antiguo de Viena
¿Tienes ganas de comenzar tu viaje por Viena? El primer día es la ocasión perfecta para visitar los lugares más emblemáticos y céntricos, por lo que prepárate para andar y conocer el área histórica (e imperial) de Viena.
Empieza el día entre Helmut Zilk-Platz y Albertinaplatz
Tu viaje a Viena tiene que empezar entre Helmut Zilk-Platz y Albertinaplatz, dos de las plazas más importantes y céntricas de la ciudad, donde se encuentran grandes monumentos y edificios, como el edificio Albertina, que fue una de las residencias del príncipe Alberto de Sajonia-Teschen.
El Albertina hoy en día es un museo (la entrada aproximadamente son 22€). Puedes entrar para ver las colecciones permanentes, que exponen grabados históricos y también obras de autores más contemporáneos (Picasso, Monet…).
La visita puede resultar interesante si te gusta el arte, aunque a nivel arquitectónico hay palacios más especiales. Eso sí, si decides entrar asegúrate de preguntar si todas las salas están abiertas, ya que cuando hace mal tiempo algunas cierran por precaución.
Maravíllate con las estanterías de la Biblioteca Nacional
No sé que es más increíble, si el edificio en sí o las altísimas estanterías llenas de millones de libros. Historia y cultura recorren las paredes de la Biblioteca Nacional Austriaca, construida en el siglo XVIII por orden del emperador Carlos III. Además de los libros también se exponen otros objetos como papiros o globos terráqueos.
No pienses que estás entrando a una biblioteca normal, ya que más bien es un museo. La sala que te dejará con la boca abierta será la Prunksaal (Sala Imperial) con sus frescos, estatuas de mármol y más de 200.000 ejemplares. Sentirás que estás en una de esas bibliotecas de película.
Haz una pausa y prepara un picnic en Burggarten
Antes de seguir con el día, es mejor hacer una parada para comer, ¿no crees? Más que recomendarte restaurantes, te propongo un plan mejor: un picnic en Burggarten.
Este parque actuó como jardín privado del emperador, aunque actualmente es un lugar público al que muchos vieneses (y ahora tú también) acuden a pasear y a disfrutar de su naturaleza, fuentes, esculturas y estanques. Puedes hacer tu propio picnic (en los alrededores encontrarás puestos de comida y tiendas) o si lo prefieres pedir algo en la cafetería de la Casa de Palma.
Cuando hayas llenado el estómago, no te vayas directamente, es mejor que des un paseo y conozcas el recinto. Si estás muy cansado, no tienes por qué hacer este recorrido a pie, puedes alquilar una de las muchas bicicletas que hay a tu disposición en la ciudad y recorrer el parque de forma más agradable y ágil.
Descubre los Habsburgo en el palacio Hofburg
El Palacio de Hofburg es uno de los muchos palacios de Viena, pero lo mejor de este es que se encuentra en el centro de la ciudad, justo en el Burggarten, lo que le ha convertido en uno de los lugares más visitados de la ciudad. Además es el sitio perfecto si quieres conocer cómo vivía la familia Habsburgo.
La entrada cuesta aproximadamente 15€, por lo que es accesible y un buen plan para hacer esta primera tarde. Aunque hay mucho que ver, mi consejo es que te centres en los Aposentos Imperiales y el Museo Sissi.
Llegados a este punto es importante que, antes de seguir con la guía, conozcas la existencia de la Viena Pass, una tarjeta turística con la que podrás disfrutar de más de 70 atracciones de la ciudad con descuentos únicos y entradas sin colas. Si vas a estar 5 días o más, sin duda te la recomiendo, aunque existe la posibilidad de adquirir diferentes modalidades según los días que quieres que esté activa. Es una forma más económica y cómoda de descubrir la ciudad.
Acaba el día en el Ayuntamiento de Viena
Antes de acabar el día es momento de ir al Wiener Rathaus, el Ayuntamiento de la ciudad. Este edificio fue diseñado como catedral por Friedrich Von Schmidt, uno de los grandes arquitectos vieneses, y se terminó en solo 11 años, algo bastante sorprendente teniendo en cuenta su grandeza. Destaca su torre de casi 100 metros de altura, que está rodeada por otras más bajas. Si entras (es gratuito) también podrás acceder a sus jardines y pabellones.
En la actualidad la que empezó siendo una catedral ahora es la casa del alcalde y también sede del senado. Durante tu visita caminarás por las estancias abiertas al público, como la biblioteca o la sala de ceremonias. Si te entra hambre, estás de suerte porque en su sótano hay varios restaurantes para que pruebes la gastronomía austriaca.
Día 2: Descubre la cultura contemporánea de Viena
Para tu segundo día volverás al centro de Viena, pero visitarás otra zona que te llevará en un recorrido por la historia más reciente de la ciudad. Además, tendrás la oportunidad de conocer uno de los elementos más importantes de la cultura vienesa: su música.
Contempla el arte y los jardines del Palacio de Belvedere
El Palacio de Belvedere fue la residencia de verano de la familia Saboya, así que prepárate para la inmensidad de sus jardines. Los interiores también son espectaculares (y enormes, ya que en realidad son dos palacios), aunque ahora se utilizan como museo. Es cierto que no podrás ver las estancias tal cual eran durante la época imperial, pero sí obras artísticas tan famosas como El Beso de Klimt y de diferentes épocas históricas (desde la Edad Media hasta la actualidad).
Si quieres conseguir entradas para el Palacio de Belvedere te recomiendo reservarlas con tiempo, ya que suelen formarse largas colas y esperas. El precio es de aproximadamente 16€ e incluye el acceso a los dos palacios y al invernadero (también conocido como la Orangery), además de a los jardines, que son el gran tesoro de este lugar. Para llegar te recomiendo coger el tranvía (la línea D tiene una parada en el palacio).
Visita Karlskirche
¿Sabías que en siglo XVIII Viena sufrió una gran epidemia de peste? Más de setenta mil personas murieron. Para dar esperanza a su pueblo el Emperador Carlos VI prometió que, cuando acabase, mandaría construir una iglesia a San Carlos Borromeo, patrono de la lucha contra la peste. Así lo hizo y así nació Karlskirche, que está a solo 15 minutos a pie desde Belvedere. Este templo destaca por las dos columnas que lo presiden y que recogen, a través de relieves, la vida del santo.
La entrada es barata (aproximadamente 8€) y te recomiendo adquirirla para poder contemplar los frescos del techo de la iglesia. También puedes aprovechar para subir a su cúpula y conseguir una bonita panorámica sobre Viena.
Come (y compra) algo en el Mercado Naschmarkt
Después de toda una mañana en lugares cerrados, nada como dar un paseo y por el mercado de Naschmarkt, donde podrás aprovechar para hacer alguna compra o comer algo, tanto en los puestos como en los restaurantes de la zona. Este mercado es uno de los más famosos de Viena y está abierto todos los días entre semana de 6h a 18:30 (los sábados solo hasta las 14h).
Naschmarkt lleva siendo el centro comercial urbano de Viena desde el siglo XVI, aunque desde entonces más y más productos han empezado a venderse en esta plaza, que se encuentra a medio camino entre Karlskirche y el barrio de los museos. Ahora puedes comprar alimentos (frescos y cocinados) y también flores u objetos artesanales.
Recorre los Museos de Viena
Siguiendo tu camino, a aproximadamente un cuarto de hora, llegará al barrio de los museos, donde se encuentran algunos de los mejores museos de Viena.
Quizá no tengas tiempo para entrar en todos, pero sí me gustaría recomendarte algunos, ya que en ellos están recogidas obras contemporáneas de artistas muy conocidos y de diferentes partes del mundo. Si te gustan más otro tipo de colecciones, también tendrás donde elegir, ya verás.
Las entradas de cada museo cuestan aproximadamente 15€, pero si estás planeando ir a varios, lo mejor es adquirir la Vienna Pass, que incluye el acceso a varios lugares importantes de la ciudad por unos 80€.
- Leopold Museum: en sus salas el arte cobra un significado holístico y podrás encontrar desde cuadros hasta mobiliario.
- Kunsthistorischen: aquí es donde mejor podrás entender y recorrer el valor artístico de la ciudad, desde Egipto hasta Rembrandt. Para aprovechar tu visita, te recomiendo reservar un tour guiado por el Museo de Historia del Arte de Viena
- Museo de Historia Natural: te quedarás impresionado con los esqueletos de dinosaurios y la posibilidad de conocer el mundo que habitamos.
Acude a un concierto del siglo XVIII en Viena
Es imposible que te vayas sin escuchar un concierto de música clásica (con cena incluida) en Viena. Es el plan perfecto para acabar el día, sobre todo porque la mayoría de estos espectáculos tienen lugar en el Musikverein, la gran sala de conciertos de la ciudad, o en otros recintos igualmente históricos, como la Sala Terrena o el Kursalon.
Normalmente los músicos se visten del siglo XVIII y el auditorio también se decora, para que puedas sentir que estás realmente en esa época asistiendo a un recital de Mozart o Beethoven. Si te gusta la música y quieres vivirla en una de sus capitales, reserva tu entrada (aproximadamente 50€) y disfruta de una velada única.
Día 3: Visita los símbolos de Viena
Los días van avanzando y también tus conocimientos sobre Viena, así que hoy toca acudir a uno de sus lugares más importantes, como es el Palacio de Schönbrunn o la Ópera. Entre visita y visita también podrás pasear por la naturaleza, así que prepara calzado cómodo.
Visita el Palacio de Schönbrunn y sus jardines
De todos los palacios de Viena el que más habrás visto como visita imprescindible es el Palacio de Schönbrunn. No es para menos, porque tanto su interior como sus jardines son un gran tesoro.
Miles de metros cuadrados te esperan para que los recorras y descubras cómo disfrutaban los emperadores de sus veranos allí. Para que la visita merezca aún más la pena, te recomiendo adquirir entradas al Palacio de Schönbrunn que incluyan una guía. De las salas que visitarás, una de las más importantes es la Gran Galería, donde se celebraban los banquetes. Durante tu paseo por los jardines, sobre todo si hace buen tiempo, contemplarás hermosas esculturas. No te vayas sin subir a la Gloriette, una colina desde la que ver todo el recinto.
Si tuviese que decir algo malo de este Palacio es que está a la afueras de la ciudad, por lo que tendrás que ir en transporte público (la línea U4 del metro es lo más recomendable).
Da un paseo por Stadtpark
Cuando termines tu visita al Palacio de Schönbrunn, te recomiendo volver a coger la línea U4 del metro, que en unos 20 minutos te dejará en Stadtpark, uno de los parques más visitados y famosos de Viena.
Allí el mejor plan es pasear y cruzar alguno de sus puentes, que conectan ambas orillas del río Wien. Se diseñó al más puro estilo inglés, así que ya te imaginarás que vas a encontrar coloridas flores y muchos elementos decorativos hechos de mármol.
Dirige tus pasos hacia la estatua de Johann Strauss, que es uno de los emblemas del parque y de la ciudad, y luego acércate al Kursalon., un antiguo balneario que ahora mismo es una sala de conciertos. Lo mejor es que el Stadtpark está en pleno centro de la ciudad, por lo que es un buen punto para continuar tu recorrido.
Disfruta de uno de los símbolo de Viena: la Ópera
La siguiente parada es la Ópera Estatal de Viena, uno de los grandes símbolos de la ciudad. ¿Cómo no visitarlo? Las visitas guiadas se organizan cada día y, por aproximadamente 8€, podrás conocer las entrañas de este edificio de estilo renacentista.
Si lo que te apetece es asistir a un espectáculo, puedes hacerlo. Hay tickets muy caros (de más de 100€) pero otros más baratos (entre 3€ y 5€), que se ponen a la venta unas horas antes del inicio de la función en taquilla, aunque ya te aviso de que son para estar de pie.
Construirlo y diseñarlo no fue fácil, ya que los vieneses eran muy exigentes, pero finalmente se inauguró a finales del siglo XIX. Si accedes al interior, podrás ver su enorme auditorio y también otras salas más privadas, como el lugar donde el emperador Francisco José descansaba en los intermedios de la ópera.
Mira Viena desde las alturas en Stephansdom
A solo unos diez minutos caminando desde la Ópera está Stephansdom, la catedral de Viena, que aún conserva parte de la estructura de la antigua iglesia (del siglo XII) sobre la que se construyó.
Sede religiosa por excelencia de la ciudad, San Estebán llama la atención por su tejado lleno de azulejos y su torre de más de 130 metros. Sí, desde allí arriba las vistas son increíbles, así que te aconsejo comprar la entrada general (aproximadamente 14€) para poder subir.
Con este ticket completo también podrás acceder al interior de la catedral, donde se encuentra una gran campana elaborada con cañones de guerra, las catacumbas, lugar en el que yacen miles de ciudadanos vieneses, y también las tumbas de la familia Habsburgo.
Conoce el Museo de Mozart
Antes de acabar el día toca hacer una visita al hogar de uno de los compositores más ilustres: Mozart. Ahora convertida en un museo conmemorativo, la Casa de Mozart es donde el músico y su familia vivieron durante unos años. Entre sus cuatro pisos (todos visitables si compras la entrada por aproximadamente 12€), podrás acercarte a su historia.
Aunque la decoración de la casa no se conserva tal y como era, sí es un lugar con bastante información sobre cómo fue su vida allí, su trabajo y su día a día. Es una vista que recomiendo especialmente si te gusta la música y en concreto la de Mozart. Y si te quedas con ganas de más, siempre puedes ir a un concierto del compositor en Viena.
Día 4: Realiza una excursión a Salzburgo
Viena es una ciudad con mucho que ver, pero muy cerca suyo hay otros lugares que también merecen una visita. Por eso mi propuesta para tu cuarto día de viaje es ir de excursión a Salzburgo, una de las localidades más bonitas de Austria. No pierdas la oportunidad de conocerla con un tour organizado.
Descubre el Casco Antiguo de Salzburgo
Si reservas una excursión desde Viena hasta Salzburgo una de las primeras paradas será su casco antiguo, que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.
El mejor consejo que puedo darte es que te pierdas por sus calles y sus casas de piedra, con ese aspecto tan de cuento. Por supuesto, haz una visita a la Catedral de Salzburgo, que es el corazón del barrio y, por qué no decirlo, de la ciudad.
Aunque la Catedral es uno de los edificios más importantes, al comprar la entrada para verla por dentro (aproximadamente 4€) se incluyen también los accesos a otros lugares como la abadía de San Pedro, que data de finales del siglo VII, y la Iglesia Franciscana, que mezcla diferentes estilos arquitectónicos y es muy bonita por dentro y por fuera.
Conoce la vida más personal de Mozart
En Salzburgo se encuentra la Casa Natal de Mozart, la que le vió componer sus primeras obras cuando aún era un niño. Allí vivió durante unos veinte años y ahora es un gran museo que recoge partituras, objetos personales y retratos del artista.
En cuanto entres en la avenida principal de Salzburgo, Getreidegasse, sabrás cuál es el edificio donde está la casa, ya que hay un gran cartel dorado y la fachada es de un brillante amarillo. Si quieres entrar, deberás pagar unos 7€.
Mi consejo es que accedas, ya que es una visita bastante interesante ya que podrás estar a centímetros de los primeros pianos de Mozart y en su estudio personal.
Siéntate a comer algo en Alter Markt
Antes de seguir, te recomiendo acercarte a Alter Markt y comer algo allí. Antiguamente no solo funcionaba como mercado de la ciudad, sino que también fue centro de celebraciones y bailes folklóricos.
En la actualidad ha cambiado un poco; ya no hay tantos puestos y las casas de la nobleza medieval fueron sustituidas por edificios barrocos. No obstante, es un buen lugar para sentarse a tomar algo.
De todos los puestos que se colocan en el mercado, especialmente en la época navideña, uno de los que te recomiendo probar es el de pretzels. Estos bollos típicos de Austria y Salzburgo están a muy buen precio en comparación con otros lugares de la ciudad, así que aprovecha para comer uno en alguna de las mesitas que se colocan alrededor.
Visita la Fortaleza de Hohensalzburg
Hay muchos lugares interesantes que ver en Salzburgo, pero uno de los más conocidos es la fortaleza de Hohensalzburg. Se conserva bastante bien, sobre todo teniendo en cuenta que es del siglo XI, y se puede subir andando (aunque cueste un poquito) para sacar unas buenas fotos de la ciudad.
Si además de subir quieres entrar, podrás hacerlo por aproximadamente 10€. El acceso incluye la visita a los aposentos de los príncipes que allí se protegieron durante los ataques, a los que la Hohensalzburg siempre resistió. A pesar de que es algo más tétrico, también puedes entrar a la sala de torturas.
Camina por los Jardines de Mirabell
Como la mayoría de ciudades en Austria, Salzburgo también tiene un palacio del que presumir: el Palacio de Mirabell. Esta será tu última parada antes de regresar a Viena.
Lo mejor, además de sus jardines llenos de rosas y estanques, es que la entrada es gratuita. Como lees, no hay que pagar nada para acceder, aunque ya te aviso que el uso de este lugar es gubernamental, por lo que en ocasiones hay salas cerradas al público general.
En cualquier caso, te recomiendo ir y al menos dar un paseo por sus jardines. Sea invierno o verano, te recibirá un paisaje cuidado y, dentro de las posibilidades de cada estación, lleno de vida y color. Su belleza es tal que ha sido escenario de algunas películas, como Sonrisas y Lágrimas.
Día 5: Despídete de Viena
Queda poco para que tu viaje por Viena llegue a su fin, pero antes toca despedirse de Viena con un paseo por el Danubio y también disfrutando de sus tesoros, tanto los que están bajo tierra como los que se sirven sobre la mesa. ¡Hora de ponerse en marcha!
Disfruta y aprende sobre música en la Haus der Musik
Si hay un lugar al que tienes que ir si viajas a Viena con niños (y si no, también) es la Haus der Musik, un museo interactivo donde conocer, experimentar y jugar con el sonido y la música.
Durante tu visita podrás convertirte en director de la Orquesta Filarmónica y también componer tus propias melodías. Las entradas a la Casa de la Música de Viena cuestan aproximadamente 16€ e incluyen toda una mañana de diversión.
De una manera entretenida, en la Haus der Musik podrás aprender muchísimas cosas sobre música, desde su historia y su relación con la ciudad de Viena, hasta su parte científica, que dará respuesta a tus dudas sobre cómo se produce el sonido y cómo lo percibimos.
Sumérgete en los secretos de la Cripta Imperial
Caminando cinco minutos llegarás a la Cripta Imperial de Viena, que se encuentra en una de las zonas centrales (Neuer Markt). En este lugar del subsuelo están enterrados los sarcófagos de los monarcas y nobles de Austria, incluido el de la emperatriz Sissí.
El edificio en el que se encuentra es la Iglesia de los Capuchinos, que es pequeña, austera y cuya visita, si no fuese por la Cripta, es prescindible.
No obstante, bajo tierra además de las tumbas hay mucho arte, algo que quizá te sorprenda. Piensa que a todas esas personas nobles se les enterraba con sus pertenencias y por todo lo alto, colocando cuadros y joyas en sus sepulturas.
Prueba la Tarta Sacher original
Cuando el hambre empiece a llamar a tu estómago, estando en Neuer Markt, tendrás diferentes restaurantes entre los que elegir.
Por la zona hay varios locales en los que sirven platos típicos como el Wiener Schnitzel (un filete de ternera empanado) o el Speckknödeln (un plato de albóndigas típicas de la región de los Alpes). Por supuesto, de postre tienes que pedir un trozo de tarta Sacher, el famoso (y muy dulce) pastel de chocolate.
Estás relativamente cerca del Café Sacher, donde se sirve la original. Ojo, el precio es caro (aproximadamente 8€). Aunque irte de Viena sin probar la tarta Sacher es casi un delito, si el chocolate te resulta demasiado empalagoso, puedes pedir strudel de manzana.
Conoce la historia de los judíos de Viena
Tras tomar la tarta Sacher, continúa tu itinerario dirigiéndote hacia el Museo Judío de Viena, que se encuentra a unos cinco minutos a pie. Es uno de los centros sobre judaísmo más importantes de Europa, permitiendo conocer la cultura de esta población a nivel mundial y también local.
Lo bueno es que en el precio de la entrada (aproximadamente 10€) también se incluye el acceso a una segunda localización en Judenplatz, que está a 15 minutos andando.
En estos dos museos sobre la historia de los judíos se encuentra la colección aportada por Max Berger, el único judio germano-polaco que sobrevivió al Holocausto. En vida reunió miles objetos para reabrir este museo a mitades del siglo XX, ya que como es obvio quedó clausurado durante la invasión nazi.
Embárcate en un paseo por el Danubio
¿Qué mejor forma de acabar tu viaje a Viena que viendo sus lugares más importantes desde el Danubio? Además, estos cruceros suelen incluir cena, el mejor plan para acabar el día con buena comida y el skyline iluminado de la ciudad. En total, tendrás 3 horas de paseo por el canal del Danubio en Viena durante las que, además de cenar, un guía irá explicándote los sitios por los que pasáis.
A una orilla quedará el casco viejo de Viena, con las torres de sus iglesias y su catedral destacando por encima del resto de edificios. Al otro lado, la zona más moderna de la ciudad. Sin duda, los 50€ que más o menos cuesta esta actividad son la despedida perfecta.
El mejor modo para moverse por Viena
Por lo general, la mayoría de los edificios y monumentos emblemáticos de Viena están en el centro de la ciudad. Entre ellos puedes moverte perfectamente a pie, aunque necesitarás utilizar el transporte público para ir a sitios más alejados pero igualmente importantes, como puede ser el Palacio de Schönnbrunn. No te preocupes porque todo está bien conectado por medio de tranvía y metro.
En caso de que no planees coger demasiados transportes, lo mejor es que compres un bono de día (8€ aproximadamente) o un ticket individual (2,40€ aproximadamente). Puedes adquirirlos en las máquinas de las estaciones de metro, a través de la web oficial o, en los tranvías y autobuses, en mano directamente al conductor.
Si crees que vas a necesitar más trayectos (por ejemplo, si tu viaje a Viena es en invierno cuando el frío y las precipitaciones complican los paseos), te recomiendo coger un abono semanal (aproximadamente 16€).