Mejor época para viajar a Roma
Si ya tienes decidido que Roma será tu próxima escapada, sólo te falta saber cuál es la mejor época del año y sus ventajas para visitar la Ciudad Eterna. ¡Sigue leyendo!
Uno de los motivos por los que siempre hay cosas que ver y hacer en Roma es porque la ciudad tiene un clima mediterráneo y suave, lo que hace que cualquier época del año sea buena para visitar la ciudad. No obstante, si tienes la ocasión elige visitar Roma en primavera o visitar Roma en otoño pues las temperaturas son más agradables.
No obstante, a la hora de planificar un viaje a Roma conviene tener en cuenta otros factores como la saturación turística o los precios. ¡No te preocupes! En este post analizamos todas estas cuestiones para que puedas hacerte una idea de lo que te espera en la capital italiana.
1. ¿Cuál es la mejor época para viajar a Roma?
La primavera y el otoño son las mejores épocas para viajar a Roma, ya que ambas son estaciones de transición donde no hace demasiado calor ni demasiado frío. Los días tienen más horas de luz pero las temperaturas son suaves, lo cual es perfecto para hacer turismo al aire libre y recorrer las calles de la ciudad viendo sus preciosos y antiquísimos monumentos.
De esta manera, si aún no has escogido la época para viajar a Roma, te recomiendo que elijas los meses de abril y mayo o de septiembre y octubre por tener un clima benigno. Además, es temporada media de turismo por lo que encontrarás buenas ofertas de alojamiento.
En cualquier caso, a la hora de organizar tu viaje, siempre viene bien consultar las temperaturas medias de Roma para escoger correctamente la ropa que llevar en tu maleta. ¡Nunca viene mal una prenda de abrigo por si refresca las tardes de primavera u otoño!
2. Visitar Roma en primavera, temperaturas suaves y naturaleza colorida
Cuando el invierno llega a su final, los termómetros empiezan a subir y la temperatura es muy agradable. Aunque recién estrenada la primavera las noches del mes de marzo son todavía frescas, las temperaturas se compensan a mitad del día cuando resultan más suaves.
A medida que avanza la primavera hace más calorcito sin resultar agobiante y también hay más horas de luz siendo, por tanto, los días más largos.
Los romanos aprovechan para salir a las calles a pasear, a tomar el aperitivo en las terrazas de Roma o a practicar deporte. Es un momento estupendo para recorrer los parques de Roma ya que la vegetación luce frondosa y repleta de hermosos colores. También para visitar los miradores de la ciudad y alucinar con las mejores vistas de Roma.
Durante la primavera puede amanecer algún día lluvioso pero nada que no pueda arreglarse con un paraguas. ¡Estos días también tienen su encanto y te quedarán unas fotos preciosas!
La afluencia turística en primavera
Si lo que deseas es recorrer las calles de Roma haciendo turismo, éste es un buen momento pues aunque se ven más concurridas no se llega a los niveles del verano y para entrar en las principales atracciones turísticas hay más calma.
Además, en primavera puedes viajar a Roma por menos dinero. Excepto en Semana Santa, cuando la ciudad se abarrota de peregrinos y los precios suben un poco. Si no viajas a la ciudad por cuestiones religiosas, lo mejor es evitar esas fechas para disfrutarla con mayor tranquilidad.
En este otro post te dejo toda la información sobre qué ver y qué hacer en Roma en primavera.
3. Visitar Roma en otoño, buen tiempo y eventos culturales
Al comienzo del otoño las temperaturas todavía se perciben altas en Roma pues la sensación de sofoco se alarga hasta bien entrado el mes de octubre, rondando de media los 25ºC en los termómetros. Sin embargo, poco a poco las noches se vuelven más frescas lo que hace más fácil conciliar el sueño en la capital italiana.
Más adelante, las temperaturas se van suavizando al igual que en primavera y son muy agradables, por lo que muchos romanos aprovechan que el clima en el exterior aún es bueno durante el día para hacer deporte, tomar algo en una terraza o pasear en los parques de Roma. La ciudad brilla con una luz especial y observar la naturaleza urbana cuando cambia el color de las hojas es uno de los planes más románticos que podrás hacer en la Ciudad Eterna.
Sin embargo, los días se van acortando y anochece antes por lo que tendrás que adelantar la planificación de algunas actividades, sobre todo las que tengan lugar al aire libre. Además, durante el otoño suele llover más, especialmente los meses de octubre y noviembre, por lo que necesitarás incluir un chubasquero en tu equipaje.
La afluencia turística en otoño
Al igual que ocurre en primavera, durante el otoño la afluencia turística en Roma es menor en comparación al verano. No hay tantos turistas y el precio de los hoteles desciende, con lo cual es más sencillo encontrar alojamiento por menos dinero.
Además, las colas de acceso de atracciones turísticas como el Coliseo o la Basílica de San Pedro son más reducidas en otoño y hay más tranquilidad.
También es una buena época para viajar a la ciudad porque se celebran un montón de eventos como el Festival de Cine de Roma o el Roma Jazz Festival así como festividades italianas donde puedes participar como el Día de Todos los Santos (1 de noviembre).
Aquí tienes todo lo que necesitas saber sobre qué ver y qué hacer en Roma en otoño.
4. Visitar Roma en verano, mucho calor y mucha gente
Durante el verano, en Roma hace calor. ¡Muchísimo! Los termómetros pueden elevarse fácilmente hasta los 35ºC y cuando se producen olas de calor se pueden alcanzar temperaturas de 40ºC. Si a ello le añadimos la humedad del río Tíber, a no ser que toleres la sensación de bochorno pasear por las calles de la ciudad puede ser misión imposible.
Por esto te recomiendo ir bien preparado para combatir el calor: abundante agua fresca, crema solar, sombrero, gafas de sol y calzado cómodo. Asimismo, elige prendas de tejidos ligeros y frescos en lugar de ropa oscura o negra.
Durante el día las temperaturas son altas y pegajosas, pero afortunadamente encontrarás muchas fuentes repartidas por las calles y plazas de Roma donde podrás refrescarte y rellenar tu botella de agua. También te recomiendo aprovechar las altas temperaturas para, por ejemplo conocer las mejores obras de los Museos Capitolinos y así escapar del calor. Por la noche, el agobiante calor desciende pero en ocasiones sigue siendo difícil conciliar el sueño así que antes de ir a la cama, date una vuelta por el barrio de Trastevere de noche, uno de los más animados en esta época del año.
Esta época del año es seca y son muy pocos los días de lluvia, por lo que el mal tiempo no estropeará tus planes al aire libre. Los días son bastante largos y no anochece hasta más allá las 9 PM, lo cual es ideal para sacarle mayor partido a tus visitas turísticas mientras degustas uno de los mejores helados de Roma. ¡Es el mejor momento para salir a divertirse!
La afluencia turística en verano
El verano es la época vacacional por excelencia por lo que es temporada alta en Roma. ¡Las calles y las principales atracciones están abarrotadas de turistas! Hay más jaleo en torno a ellas y las colas a la entrada son más largas.
Aunque haga calor, el verano es un momento fabuloso para disfrutar de los conciertos y mercadillos al aire libre, de los cines de verano, los puestos de comida junto al río, una copa con la brisa nocturna y los fuegos artificiales.
En la Feria de Agosto (15 de agosto) es costumbre salir fuera de la ciudad para pasar el día, por lo que hay menos gente y las calles están un poco más tranquilas para pasear.
En cuanto a la disponibilidad de hoteles durante esta estación es menor, de modo que si deseas visitar Roma en verano, mi consejo es que reserves con antelación tu alojamiento para conseguir mejores precios ya que éstos se disparan.
¿Quieres más detalles? Los tienes en el post sobre qué ver y qué hacer en Roma en verano.
5. Visitar Roma en invierno, poca gente y precios baratos
Cuando el otoño llega a su fin, los termómetros empiezan a bajar y hace frío de verdad (aunque durante el día y al solecito, las temperaturas puedan resultar agradables). Esta sensación de frío se acusa aún más debido a la mayor humedad producida por las abundantes lluvias en esta época del año siendo los meses más gélidos en Roma enero y febrero.
Además, las horas de sol menguan y los días son más cortos. Con este clima apetece estar menos tiempo al aire libre y más rato haciendo planes dentro. Ya sea tomando algunos dulces italianos con chocolate caliente en una cafetería o visitando los monumentos de Roma, ya que en esta estación hay menos gente a la entrada de las atracciones turísticas y se pueden explorar con más tranquilidad.
La afluencia turística en invierno
Debido a que durante el invierno hace bastante frío y los días son más cortos, mucha gente no se anima a viajar pero es una buena época para visitar Roma ya que no hay tanto turismo en la ciudad como en el resto del año y los precios son mucho más baratos tanto en vuelos como en hoteles.
Durante el invierno merece la pena salir y pasar un poquito de frío para disfrutar de la Navidad en Roma, sus belenes y sus preciosos mercadillos de artesanías navideñas y comida típica instalados en las plazas más importantes. ¡Puedes aprovechar y comprar allí un bonito souvenir! O si tu viaje coincide con final de año, también puedes salir a contemplar el maravilloso espectáculo de fuegos artificiales y ver cómo celebran los romanos el Año Nuevo.
Por otro lado, el mes de febrero es uno de los más fríos junto a enero pero quizá quieras conocer el carnaval romano. ¡No es tan popular como el de Venecia, pero también tiene su encanto!
Si quieres saber más, te recomiendo echar un vistazo a este artículo sobre qué ver y qué hacer en Roma en invierno.
Comparamos en la tabla las distintas estaciones para visitar Roma
- Primavera
- Temperaturas suaves
- Lluvias escasas
- Temporada media
- Atracciones turísticas concurridas
- Verano
- Temperaturas cálidas
- Lluvias muy escasas
- Temporada alta
- Atracciones turísticas muy concurridas
- Otoño
- Temperaturas suaves
- Lluvias ocasionales
- Temporada media
- Atracciones turísticas muy concurridas
- Invierno
- Temperaturas frías
- Lluvias abundantes
- Temporada baja
- Atracciones turísticas poco concurridas