Qué ver y hacer en el centro de Berlín
Berlín es vanguardia, pero también Historia. Desde la mítica puerta de Brandemburgo, hasta el famoso cruce fronterizo entre este y oeste, pasando por la increíble Isla de los Museos…el centro de Berlín es infinito. Entra y déjate cautivar por el embrujo de esta maravillosa ciudad.
Multicultural, moderna, única...hay miles de adjetivos para descubrir Berlín y ninguno consigue captar su singularidad. Sus atracciones más importantes se concentran en el centro y este artículo se propone desvelarte una ruta de las más interesantes. ¡Sigue leyendo y descubre las etapas!
1. Reichstag y Puerta de Brandenburgo
Completamente destruido durante la Segunda Guerra Mundial, el Reichstag ha sido reconstruido en varias fases. Tras la reunificación del país volvió a ser el centro de la vida política alemana y su bóveda fue nuevamente levantada, esta vez en vidrio y acero. Según las intenciones del arquitecto – el famosísimo Norman Foster – simboliza la transparencia del sistema democrático alemán. Se puede visitar reservando una entrada con antelación.
A escasa distancia del Parlamento se encuentra otro símbolo de la ciudad: la Puerta de Brandenburgo. Es otro símbolo de la unidad alemana tras la caída del muro y uno de los mejores ejemplos del clasicismo germano. Durante la Guerra Fría se encontraba en la zona este y permaneció allí hasta el 22 de diciembre de 1989. En esta fecha, 100.000 personas se congregaron a sus pies para celebrar la apertura oficial del monumento y unos días después festejaron juntos el primer Año Nuevo.
Si visitas Berlín en verano te recomiendo pasear hasta el cercano Tiergarten, el pulmón verde de la ciudad. Está atravesado por varios caminos arbolados y salpicado de praderas y bosques. Para disfrutar de una cerveza local, dirígete hacia el Café am Neuen See, un restaurante y biergarten rodeado de naturaleza. Si las temperaturas lo permite, en invierno se puede patinar sobre los pequeños lagos del parque.
2. Revive la historia reciente de Alemania
Ningún viaje en la capital alemana sería completo sin un paseo a los pies del muro. Entre 1961 y 1989, esta serpiente de piedra dividía la ciudad hasta que no fue derrumbada por los mismos habitantes de Berlín. En la actualidad, la parte que ha sobrevivido a la guerra fría se encuentra en Mühlenstrasse, a orillas del río Spree. Aquí verás la famosa East Side Gallery, la galería de arte al aire libre más larga del mundo. Sus murales más famosos son Bruderkuß (el célebre beso entre Honecker y Breznev), Test the Best (un coche Trabant que rompe el muro) y Der Mauerspringer, el “saltador del muro”.
3. El cruce fronterizo entre este y oeste
Checkpoint Charlie se encuentra en la esquina entre Friedrichstraße y Zimmerstraße. Lo reconocerás por las banderas de Estados Unidos, las imágenes de dos soldados sujetadas por un mástil y una caseta parcialmente cubierta por unos sacos de arena. Durante la Guerra Fría, el muro pasaba aquí y la atmósfera era muy tensa. En octubre de 1961, los tanques rusos y americanos llegaron a enfrentarse en este mismo punto. Durante unas 16 horas, el mundo estuvo al borde de la tercera guerra mundial.
Los apasionados de las películas de espionaje y del mundo dividido por la Cortina de Hierro no pueden perderse el Mauermuseum, un museo inaugurado en 1962. Su colección reúne los objetos más estrafalarios utilizados para entrar en la zona occidental. Incluye un globo aerostático, cometas motorizadas, un coche con doble fondo y un mini-submarino alimentado por el motor de una moto (Friedrichstraße 43).
4. Alexanderplatz y Potsdamer Platz
Alexanderplatz es la plaza más grande de Berlín. Lleva el nombre del zar Alejandro I que visitó el reino de Prusia en 1805. Durante la guerra fría se encontraba en el lado soviético y sus edificios intentaban rivalizar con las construcciones del oeste. Cuando estés allí, lo notarás al ver el Hotel Stadt Berlin (ahora Park Inn Hotel), la Haus der Lehrers (sede de la comisión de profesores de la República Democrática Alemana) y la Casa de los Viajes.
Otro punto importante y que no puedes perderte es Potsdamer Platz, el viejo corazón de Berlín. Después de la reunificación éste era un espacio desolador que fue revolucionado por los arquitectos Renzo Piano y Christoph Kohlbecker. Su proyecto “reparó” el tejido urbano de Berlín y en la actualidad es una de las zonas más vibrantes de la ciudad.
5. Descubre Nikolaiviertel
Cuando piensas en Berlín, la primera imagen que te viene a la mente es la de una ciudad moderna. Sin embargo, la capital alemana custodia un barrio con casas bajas, calles pequeñas y biergarten tradicionales. Fue el núcleo originario de la ciudad y un importante eje comercial de la región. Desde la Edad Media hasta la Segunda Guerra Mundial, Nikolaiviertel estaba repleto de tabernas, tiendas y talleres de artesanos.
Completamente destruido por los bombardeos, el barrio fue construido nuevamente en los años ochenta. La remodelación hizo revivir la Berlín de antaño y hoy es una de las zonas más codiciadas de la ciudad. A continuación encuentras un breve listado con las atracciones principales:
- Ephraim-Palais, un palacio rococó del siglo XVIII. La fachada era tan hermosa que fue rebautizada “el rincón más bonito de Berlín”. En la actualidad hospeda un museo dedicado a la historia y a la cultura de la capital alemana (Poststraße 16)
- Nikolaikirche, el símbolo del barrio. Se levantó en el siglo XIII en estilo tardo-gótico y, desafortunadamente, fue gravemente dañada durante el segundo conflicto mundial. Gracias a los esfuerzos de los berlineses sigue dominando el skyline del centro (Nikolaikirchplatz)
- Brauhaus Georgbraeu, una cervecería tradicional conocida por sus brebajes artesanales. Aquí puedes degustar platos regionales alemanes regados con una Pale Ale – Berlin Mitte Original (Spreeufer 4)
- Casa Knoblauch, la antigua residencia de la familia homónima. En el primer piso verás unas habitaciones restauradas que te trasladarán al pasado (Poststraße 23)
- Antiknik, una tienda de antigüedades a escasa distancia de Alexanderplatz (Spandauer Str. 29)
- Si viajas a Berlín en Navidad podrás pasear entre los puestos del mercadillo navideño. Aprovecha la ocasión para tomar un feuerzangenbowle, una bebida alcohólica similar al vino caliente
6. Conduce el icono de la República Democrática Alemana
Hay varias formas de recorrer la capital de Alemania: a pie, en autobús, en bicicleta o en metro. Sin embargo, sólo hay una manera para sentirte como un verdadero berlinés, recorrer la ciudad en Trabant. Este famoso coche hizo su debut en 1957 y se consideraba la respuesta de Alemania Oriental al Volkswagen Beetle. A diferencia de su homólogo occidental, tenía una carrocería en plástico y alcanzaba una velocidad máxima de 105 km/h.
Aunque sus prestaciones y apariencia estaban a años luz de los coches europeos o americanos, el Trabant se ha convertido en un símbolo de Alemania oeste y su frontal aparece hasta en el muro de Berlín. A poca distancia del Checkpoint Charlie, una empresa ha reunido decenas de Trabant y organiza unos tours guiados que te desvelarán historia y anécdotas de Berlín este. Es una experiencia muy recomendable que te permitirá ponerte al volante de un viejo coche soviético. Para más info, puedes consultar su web oficial.
7. Dedica una tarde a la Isla de los Museos
En el centro de la ciudad, el río Spree se divide en dos ramas dando origen a una isla. En origen hospedaba la ciudad de Cölln – una antepasada de la Berlín odierna – y su destino cambió radicalmente en el siglo XIX cuando el rey de Prusia Federico Guillermo IV decidió dedicar esta zona al estudio de artes y ciencias. En la actualidad, la Isla de los museos hospeda cinco instituciones culturales:
- Museo de Pérgamo, el paraíso de los amantes de Oriente Medio. Se divide en tres partes: la Colección de Antigüedades Clásicas, el Museo de Antigüedades del Cercano Oriente y el Museo de Arte Islámico. Actualmente este museo está cerrado por obras aunque se puede visitar una de las colecciones temporales.
- Bode, conocido sobre todo por su colección de numismática y arte bizantino y por las esculturas realizadas entre la Edad Media y el siglo XVIII (Am Kupfergraben)
- Altes Museum, un viaje al pasado que no te defraudará. En sus paredes se hospeda la colección etrusca más grande del mundo además de papiros del antiguo Egipto, jarrones, joyas, sarcófagos y el famoso busto de Nefertiti (Am Lustgarten 1)
- Neues Museum, el museo nuevo. Al cruzar su puerta verás tres ambientes: la Colección del Museo de Egipto y de Papiros, el Museo de Prehistoria y Protohistoria y la Colección de Antigüedades (Bodestraße 1-3)
- Antigua Galería Nacional. Sus obras maestras son la estatua ecuestre de Federico Guillermo IV, las estatuas de las infantas Luisa y Federica de Prusia y el óleo sobre lienzo “En été” (En verano) de Renoir (Bodestraße 1-3)
Para más info sobre horario, precios y otros detalles, te recomiendo leer el post sobre los mejores museos de Berlín. Te será útil para planear tu día ideal.
8. Admira la Catedral
La Catedral de Berlín se ubica en la Isla de los Museos y su gran cúpula destaca entre los demás techos de la ciudad. En efecto, desde su bóveda se aprecia una incomparable vista panorámica. Te recomiendo subir los 270 escalones para disfrutar de una maravillosa vista sobre el barrio de Mitte, la torre de televisión, el río y el barrio de Nikolaiviertel.
Su origen se remonta al siglo XV aunque la iglesia actual data de principios del siglo XIX. Por el aquel entonces, el arquitecto de Prusia Karl Friedrich Schinkel transformó la iglesia de la corte en el edificio neoclásico que podemos apreciar en la actualidad. La Catedral abre al público todos los días de 9:00 a 20:00; la entrada cuesta alrededor de 7 € y se organizan visitas guiadas. Si quieres visitarla a tu ritmo, puedes alquilar una audioguía.
9. Memorial del holocausto
El monumento que conmemora el holocausto se encuentra a poca distancia de la Puerta de Brandeburgo, en una zona que en el pasado fue la tierra de nadie entre los dos lados del muro. El Memorial está formado por un campo de estelas con 2.711 bloques de hormigón. Cada estela tiene una altura e inclinación diferente porque cada victima de la barbarie nazi era diferente. El arquitecto Peter Eisenman proyectó un monumento que da una idea de orden y racionalidad y sin embargo es muy fácil confundirse. Si paseas entre los bloques lo entenderás.
10. Deleita el paladar en un restaurante tradicional
En Alemania, los schnitzels son una auténtica institución. Es la versión local de la milanesa y se prepara empanando una rebanada de carne (de ternera o de cerdo) con harina de trigo, huevo y pan rallado. Tradicionalmente se sirve con una guarnición de ensalada de patatas que se denomina kartoffelsalat. ¿Cómo se puede resistir a una corteza crujiente que ampara una carne de cerdo bien jugosa?
Si viajas a Berlín en octubre – cuando se celebra el Oktoberfest – esta comida es casi obligada. Una buena chuleta rebozada es lo ideal para degustar una pinta de cerveza. En el barrio judío te recomiendo reservar una mesa en Schnitzelei. El restaurante utiliza ingredientes locales y cuenta con unas opciones veganas muy recomendables. Se encuentra en las proximidades del Cementerio de Dorotheenstadt (Chausseestraße 8).